Los chicos y las chicas de Primer año escribieron cuentos a partir del relato "El monstruo" de Horacio Quiroga, teniendo en cuenta las siguientes consignas:
"Elija UN tema y escriba una redacción de 200
palabras aproximadamente:
1. Imagine un animal fantástico y relate la historia de su
relación con un personaje humano. No olvide describirlo minuciosamente tanto en
sus características físicas como en las de su comportamiento
2. Continúe la historia del cuendú en el zoológico de Buenos
Aires.
3. Los textos procesados en computadora deben cumplir las siguientes normas:
Fuente N* 12
Doble espacio.
Sangría
Títulos en negrita
Texto justificado"
3. Los textos procesados en computadora deben cumplir las siguientes normas:
Fuente N* 12
Doble espacio.
Sangría
Títulos en negrita
Texto justificado"
Entre los muy bellos cuentos que escribieron, se destacaron dos que fueron votados como los mejores entre sus compañeros: "El gaxsler" de Lara Costantini y "La criatura mágica del lago" de Trinidad Sapia. Que los disfruten.
"Unos investigadores de Argentina desaparecieron en el bosque de
Brasil buscando a un animal extraño captado por la cámara de una cabaña que le
pertenece a una familia millonaria", leí en el diario.
El Gaxsler.
Lara Costantini
Versión del gaxler de Renata Pinto |
Quedé
impactada con la noticia. En lo personal, no creo en esas cosas de los
monstruos, pero algo me llamó la atención. No sé por qué, pero la historia me
parecía familiar.
De
repente, me acordé de que mi hermano me contó que había soñado con un animal
raro dentro de un árbol hueco. Esa cosa era verde con rayas amarillas y
sus ojos, rojos como la sangre.
El
animal mordió a mi hermano y eso causó que se brotara: su sangre se tornó en
ácido que hacía que sus venas se volvieran verde fosforescente. Había
empezado a alucinar. Después de eso, su memoria quedó en blanco.
A los
pocos días me despertaron los gritos de un diariero para avisarme que el
diario estaba en mi puerta. Me puse la bata encima del pijama y en los pies,
las pantuflas, para ir a buscarlo. Cuando salí, unas palabras resaltadas en
amarillo llamaron mi atención:
"Se han encontrado dos investigadores muertos, pero uno sigue
perdido"
Me hago el café y me siento en la mesa para leer la noticia entera:
"Dos investigadores se han
encontrado muertos en el bosque, con mordidas en ambos brazos y manchas rojas
en la piel. Sus venas estaban de color amarillo, casi verde. Nadie sabe qué
pudo haberlo causado, pero se sospecha que fue el animal al que los científicos
llamaron ¨gaxsler¨”
Me sorprendí mucho al leer la noticia: era exactamente lo mismo que le había
pasado a mi hermano en su sueño.
Como tenía que hacer una investigación para la facultad, decidí
hacerla sobre el gaxsler.
Le pedí a mi mejor amigo, el dueño de la cabaña donde se había visto al
animal por primera vez, que me la prestara. Le tuve que suplicar porque el
lugar estaba cerrado por la investigación; pero, como dije, era mi mejor amigo y
me dio las llaves.
En la primera noche allá tuve miedo, pero con el paso de las horas me fui
tranquilizando. Decidí buscarlo por mi cuenta porque sentada no iba a
lograr nada. Agarré unos dardos tranquilizantes y una linterna y me metí en el
bosque.
Pasaron más o menos quince minutos hasta que vi una cola verde con rayas
amarillas que se metía tras unas plantas. Intenté dispararle, pero era muy
rápido....
Lo seguí y cuando moví las plantas, no vi al monstruo, solo vi a una
madre tratando de cuidar a sus hijitos. En su cuerpo había graves heridas, así que supuse que los investigadores
la habían atacado. El gaxsler estaba a
punto de atacarme, pero antes de que pudiera hacerme nada, solté el arma.
Pareció calmarse: Era mas inofensiva de lo que aparentaba. Cuando acerqué mi
mano para acariciarla, ella dejó que lo hiciera.
De lejos escuché un grito:
— ¡Oí algo!
Entonces, agarré al gaxsler y a su cría en brazos y las llevé
corriendo a la cabaña.
Escuchaba a los científicos detrás de mí, pero llegué rápido y cerré
con llave.
Puse al animal y a su hijo en el fondo del armario.
Ahí se van a quedar hasta que encuentre un lugar mejor, al aire libre,
donde puedan vivir tranquilos.
La criatura mágica del lago
Trinidad
Sapia
Hola. Me llamo Pedro y hoy les quiero contar
una historia.
Hace mucho tiempo, cuando era chiquito, vivía
en frente de un gran lago en el que habitaban unos animales muy extraños.
Versión del animal del lago de Marianela Iglesias |
Yo siempre salía al patio a jugar con mi
hermano, pero recuerdo que aquel día Facundo no vino a casa, se había ido a
comer con nuestra vecina. Como todos los días, salí a jugar al patio, pero esta
vez solo.
Siempre sentí gran curiosidad por saber qué
había detrás del gran cerco que separaba el lago de mi casa, de conocer las
enormes bestias que vivían allí. Y ese día había escuchado un ruido particular.
Decidí ir a ver quién era el que emitía ese hermoso sonido. Pero dudé, porque
mis papás siempre me habían dicho que era muy peligroso. ¿Qué tan peligroso puede
ser un lago? Lo que no me imaginaba era cómo serían esos seres.
Salté el cerco y quedé impresionado.
Era hermoso. No dudé un segundo y
fui a buscar a la criatura del bellísimo sonido. Por el momento, nada
parecía peligroso. Volví a escuchar esa música, que cada vez estaba más cerca,
y me emocionó.
Cuando descubrí de dónde provenía ese hermoso sonido, me quedé impactado: era una mezcla de pez y cocodrilo con algo más. ¡ATERRADOR!
Tenía unos ojos rojos como si estuviese enojado, unos dientes como de cinco
centímetros y tenía dos aletas de pez y una larguísima cola de cocodrilo.
Cuando lo vi, no me importó el ruido que
emitía, en lo único que pensé fue en correr lo más rápido posible, pero me
perseguía y déjenme decirles que corría rápido. Fue entonces cuando me rendí, pensé
que con sus enormes garras me iba a destrozar. pero eso no sucedió. Él quería
jugar, parecía aterrador pero era todo lo contrario, o eso creía…
Me fui a mi casa y me puse a investigar más
sobre este extraño ser. Encontré pocas cosas, pero sirvió. La mayoría decía que
eran unos seres tímidos y amigables. Pero cuando los hacían enojar, podían
matar.
Siempre que llegaba de la escuela lo iba a
ver. Hasta que un día se me ocurrió entrarlo a mi habitación. Todo marchaba
bien, hasta que un día me olvidé de cerrar con llave mi cuarto antes de ir a la
escuela, y mi mamá entró a ver qué eran esos ruidos. Cuando entró, rápidamente
llamó a control de animales y salió de la casa porque pensó que el animal podía
hacerle daño.
Llegué del colegio y mi mamá estaba muy
asustada, vi la puerta de mi cuarto abierta lo que significaba una sola cosa.
No pensé un segundo y le conté a mi mamá todo. Aunque costó, pude convencerla
de que mi animal se quedara. Llamó nuevamente a control de animales y canceló
el pedido, le dijo que todo había sido un malentendido.
Pasaron los días y era cada vez más difícil
convivir con el extraño ser. Rompía toda la casa y lo peor era que a la noche
emitía unos sonidos rarísimos como si algo lo molestara. Los vecinos se quejaban
y era muy difícil callarlo. Cada vez que llegaba la noche empezaba a llorar y a
gritar, lo cual me parecía bastante raro.
Al día siguiente, le pregunté a mi hermano si
me acompañaba al lago por la noche. Tal vez el extraño ser extrañaba su lugar…
Cuando llegamos, no era el mismo lago del que
le había hablado a mi hermano, era completamente distinto: tenía una apariencia
a podrido, los hermosos palos borrachos con sus bellísimas flores se
convirtieron en unos moribundos sauces llorones. Nada parecía ser como lo
conocía. Escuchamos un grito: era un enorme ser peludo como un oso mezclado con
un elefante, era enorme e inmediatamente mi animal comenzó a llorar y a gritar.
Se volvió completamente loco.
Nos fuimos ya que al animal le daba mucho
miedo. O eso creímos.
Al día siguiente, me puse a investigar por qué
le daba miedo y encontré que así se comunicaban. Por el bien de todos decidí
llevarlo al lago porque en verdad no era un animal común y necesitaba estar en
su hábitat con otros animales.
A pesar de haberla dejado ahí, no perdimos
nuestra hermosa amistad y cuando volvía del colegio, ella venía a mi patio y
jugabámos durante horas.
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