"Los medios de comunicación son la entidad más poderosa de la Tierra. Ellos tienen el poder de hacer culpable al inocente e inocente al culpable y éste es el poder. Porque ellos controlan la mente de las masas." (Malcolm X)

jueves, 25 de mayo de 2017

25 de mayo. 1810- 2017



Los primeros cuentos

Los chicos y las chicas de Primer año escribieron cuentos a partir del relato "El monstruo" de Horacio Quiroga, teniendo en cuenta las siguientes consignas:
"Elija UN tema y escriba una redacción de 200 palabras aproximadamente: 
1. Imagine un animal fantástico y relate la historia de su relación con un personaje humano. No olvide describirlo minuciosamente tanto en sus características físicas como en las de su comportamiento
2. Continúe la historia del cuendú en el zoológico de Buenos Aires.
3. Los textos procesados en computadora deben cumplir las siguientes normas:
Fuente N* 12
Doble espacio.
Sangría
Títulos en negrita
Texto justificado"

Entre los muy bellos cuentos que escribieron, se destacaron dos que fueron votados como los mejores entre sus compañeros: "El gaxsler" de Lara Costantini y "La criatura mágica del lago" de Trinidad Sapia. Que los disfruten.
El Gaxsler.
Lara Costantini

Versión del gaxler de Renata Pinto
"Unos investigadores de Argentina desaparecieron en el bosque de Brasil buscando a un animal extraño captado por la cámara de una cabaña que le pertenece a una familia millonaria", leí en el diario.
Quedé impactada con la noticia. En lo personal, no creo en esas cosas de los monstruos, pero algo me llamó la atención. No sé por qué, pero la historia me parecía familiar.
De repente, me acordé de que mi hermano me contó que había soñado con un animal raro dentro de un árbol hueco. Esa cosa era verde con rayas amarillas y sus ojos, rojos como la sangre.
El animal mordió a mi hermano y eso causó que se brotara: su sangre se tornó en ácido que hacía que sus venas se volvieran verde fosforescente. Había empezado a alucinar. Después de eso, su memoria quedó en blanco.
A los pocos días me despertaron los gritos de un diariero para avisarme que el diario estaba en mi puerta. Me puse la bata encima del pijama y en los pies, las pantuflas, para ir a buscarlo. Cuando salí, unas palabras resaltadas en amarillo llamaron mi atención:
"Se han encontrado dos investigadores muertos, pero uno sigue perdido"
Me hago el café y me siento en la mesa para leer la noticia entera:
"Dos investigadores se han encontrado muertos en el bosque, con mordidas en ambos brazos y manchas rojas en la piel. Sus venas estaban de color amarillo, casi verde. Nadie sabe qué pudo haberlo causado, pero se sospecha que fue el animal al que los científicos llamaron ¨gaxsler¨” 
Me sorprendí mucho al leer la noticia: era exactamente lo mismo que le había pasado a mi hermano en su sueño.
Como tenía que hacer una investigación para la facultad, decidí hacerla sobre el gaxsler.
Le pedí a mi mejor amigo, el dueño de la cabaña donde se había visto al animal por primera vez, que me la prestara. Le tuve que suplicar porque el lugar estaba cerrado por la investigación; pero, como dije, era mi mejor amigo y me dio las llaves.
En la primera noche allá tuve miedo, pero con el paso de las horas me fui tranquilizando. Decidí buscarlo por mi cuenta porque sentada no iba a lograr nada. Agarré unos dardos tranquilizantes y una linterna y me metí en el bosque.
Pasaron más o menos quince minutos hasta que vi una cola verde con rayas amarillas que se metía tras unas plantas. Intenté dispararle, pero era muy rápido....
Lo seguí y cuando moví las plantas, no vi al monstruo, solo vi a una madre tratando de cuidar a sus hijitos. En su cuerpo había graves heridas, así que supuse que los investigadores la habían atacado. El gaxsler estaba a punto de atacarme, pero antes de que pudiera hacerme nada, solté el arma.
Pareció calmarse: Era mas inofensiva de lo que aparentaba. Cuando acerqué mi mano para acariciarla, ella dejó que lo hiciera.
De lejos escuché un grito:
 ¡Oí algo!
Entonces, agarré al gaxsler y a su cría en brazos y las llevé corriendo a la cabaña.
Escuchaba a los científicos detrás de mí, pero llegué rápido y cerré con llave.
Puse al animal y a su hijo en el fondo del armario.

Ahí se van a quedar hasta que encuentre un lugar mejor, al aire libre, donde puedan vivir tranquilos.

La criatura mágica del lago
Trinidad Sapia
 
Hola. Me llamo Pedro y hoy les quiero contar una historia.
Hace mucho tiempo, cuando era chiquito, vivía en frente de un gran lago en el que habitaban unos animales muy extraños.
Versión del animal del lago de Marianela Iglesias
Yo siempre salía al patio a jugar con mi hermano, pero recuerdo que aquel día Facundo no vino a casa, se había ido a comer con nuestra vecina. Como todos los días, salí a jugar al patio, pero esta vez solo. 
Siempre sentí gran curiosidad por saber qué había detrás del gran cerco que separaba el lago de mi casa, de conocer las enormes bestias que vivían allí. Y ese día había escuchado un ruido particular. Decidí ir a ver quién era el que emitía ese hermoso sonido. Pero dudé, porque mis papás siempre me habían dicho que era muy peligroso. ¿Qué tan peligroso puede ser un lago? Lo que no me imaginaba era cómo serían esos seres.
Salté el cerco y quedé impresionado. 
Era hermoso. No dudé un segundo y fui a buscar a la criatura del bellísimo sonido.  Por el momento, nada parecía peligroso. Volví a escuchar esa música, que cada vez estaba más cerca, y me emocionó. 
Cuando descubrí de dónde provenía ese hermoso sonido, me quedé impactado: era una mezcla de pez y cocodrilo con algo más. ¡ATERRADOR! Tenía unos ojos rojos como si estuviese enojado, unos dientes como de cinco centímetros y tenía dos aletas de pez y una larguísima cola de cocodrilo.
Cuando lo vi, no me importó el ruido que emitía, en lo único que pensé fue en correr lo más rápido posible, pero me perseguía y déjenme decirles que corría rápido. Fue entonces cuando me rendí, pensé que con sus enormes garras me iba a destrozar. pero eso no sucedió. Él quería jugar, parecía aterrador pero era todo lo contrario, o eso creía…
Me fui a mi casa y me puse a investigar más sobre este extraño ser. Encontré pocas cosas, pero sirvió. La mayoría decía que eran unos seres tímidos y amigables. Pero cuando los hacían enojar, podían matar.
Siempre que llegaba de la escuela lo iba a ver. Hasta que un día se me ocurrió entrarlo a mi habitación. Todo marchaba bien, hasta que un día me olvidé de cerrar con llave mi cuarto antes de ir a la escuela, y mi mamá entró a ver qué eran esos ruidos. Cuando entró, rápidamente llamó a control de animales y salió de la casa porque pensó que el animal podía hacerle daño.
Llegué del colegio y mi mamá estaba muy asustada, vi la puerta de mi cuarto abierta lo que significaba una sola cosa. No pensé un segundo y le conté a mi mamá todo. Aunque costó, pude convencerla de que mi animal se quedara. Llamó nuevamente a control de animales y canceló el pedido, le dijo que todo había sido un malentendido.
Pasaron los días y era cada vez más difícil convivir con el extraño ser. Rompía toda la casa y lo peor era que a la noche emitía unos sonidos rarísimos como si algo lo molestara. Los vecinos se quejaban y era muy difícil callarlo. Cada vez que llegaba la noche empezaba a llorar y a gritar, lo cual me parecía bastante raro.
Al día siguiente, le pregunté a mi hermano si me acompañaba al lago por la noche. Tal vez el extraño ser extrañaba su lugar…
Cuando llegamos, no era el mismo lago del que le había hablado a mi hermano, era completamente distinto: tenía una apariencia a podrido, los hermosos palos borrachos con sus bellísimas flores se convirtieron en unos moribundos sauces llorones. Nada parecía ser como lo conocía. Escuchamos un grito: era un enorme ser peludo como un oso mezclado con un elefante, era enorme e inmediatamente mi animal comenzó a llorar y a gritar. Se volvió completamente loco.
Nos fuimos ya que al animal le daba mucho miedo. O eso creímos.
Al día siguiente, me puse a investigar por qué le daba miedo y encontré que así se comunicaban. Por el bien de todos decidí llevarlo al lago porque en verdad no era un animal común y necesitaba estar en su hábitat con otros animales.
A pesar de haberla dejado ahí, no perdimos nuestra hermosa amistad y cuando volvía del colegio, ella venía a mi patio y jugabámos durante horas.